sábado, abril 20

Un buen día en el vecindario

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Mario Giacomelli

Fuera de los Estados Unidos, pocos conocen a Fred Rogers (1928-2003). Sin embargo, en ese país su nombre es recordado con cariño por todos.

A partir de 1968, Rogers estuvo amenizando un programa televisivo para niños, titulado “El vecindario del señor Rogers”.

Aquí, él cumplía diariamente un doble propósito: entretener la audiencia con sensatez; y al mismo tiempo, difundir conocimiento.

El espacio se mantuvo al aire durante 33 años, convirtiendo a su confiable anfitrión en una verdadera institución de la pantalla chica, figura querida por varias generaciones de televidentes.

Con “Un buen día en el vecindario”, la directora Marielle Heller rinde homenaje a un comunicador masivo brillante, quien aprovechó su profesión para llevar a cabo una loable misión de divulgación, entregando de paso un valioso ejemplo de altruismo, dedicación y actitud positiva.

Sabiduría y bondad

Ésta no es una biografía en el sentido tradicional de la palabra: no muestra la juventud del protagonista, ni los pormenores de su carrera.  En cambio, enfoca su personalidad a partir de las experiencias de alguien que lo conoció.

El guión está basado en la historia verídica de un reporter de la revista Esquire, quien entrevistó a Rogers para escribir un artículo sobre él.

Al principio, el se acercó con escepticismo al famoso presentador. Tras conocerlo, quedó profundamente impresionado ante un hombre con una gran sabiduría, bondad y aparente calma interior, que incluso lo ayudó a superar conflictos personales.

La narración tiene una estructura curiosa, al incorporar elementos del mismo programa recreado. Así, en lugar de recopilar vivencias y anécdotas, la película trasciende los límites del típico relato biográfico: no solamente retrata a Fred Rogers, sino que preserva el valor de sus enseñanzas.

Compenetración total

La elección de un actor de la talla de Tom Hanks, es un arma de doble filo. Por un lado, su presencia constituye un enorme atractivo comercial. Por el otro, Hanks es un artista tan conocido (toda una institución por derecho propio), que resulta casi instintivo separarlo del personaje que interpreta.   En todo momento, el espectador tiende a recordar que no está viendo al verdadero Fred Rogers; sino a Tom Hanks, efectuando una imitación impecable.

El dos veces ganador del Oscar, responde al reto sumergiéndose en el rol con su rigor acostumbrado; y ofreciendo una muestra de compenetración total. Al finalizar la función, queda la idea de que nadie pudo hacerlo mejor.

Gracias también a este sólido desempeño histriónico, “Un buen día en el vecindario” se deja perdonar ciertas ingenuidades frecuentes, alcanzando su objetivo a cabalidad. De manera puntual, celebra las virtudes de un educador capaz de abordar temas difíciles como la ira, el divorcio y la muerte, manteniendo siempre una perspectiva optimista e inspiradora.  El suyo es un modelo a imitar.

Un buen día en el vecindario

Dirección: Marielle Heller.

Guión: Micah Fitzerman-Blue y Noah Harpster.

Reparto: Tom Hanks, Matthew Rhys, Chris Cooper, Maryann Plunkett.

Duración: 109 minutos.

Origen: EE.UU. 2019.

Género: Drama-Biografía.

Calificación: Todo público.

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